Temblando ante la morbosa
desnudez de la blanca página.
Deseando vestirla con letras
que la hagan sentir bella.
Suspirando por un verso
que se funda con su piel.
Ella me mira desafiante,
sabedora de su poder.
Me tienta con su erótica
palidez a que la llene
de garabatos de tinta
y la haga sentir bien.
Tengo miedo y lo sabe.
Miedo tiene el aguilucho
que del nido salta
a jugar con el viento.
Miedo tiene la hierba
que de la tierra brota
a bailar con la lluvia.
Miedo tiene la ola
que cabalga en el mar
a llegar a la orilla.
Miedo tiene el sol
cuando cae la tarde
y ha de marcharse.
Pero...
El águila vuela,
la hierba cree,
la ola muere
y el sol vuelve
a nacer.
Y yo...
Escribo.
Santi Malasombra
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