domingo, 25 de agosto de 2013

LXX

Una leve caricia en lujuriosa
se torna si tu piel la recibe.
Una simple mirada invita
al pecado en la ardiente
noche de sudoroso estío.
Una inocente sonrisa
delata el fuego
en el que deseo arder.
Tu quebradiza y amarga
voz abrasa mis sentidos.
Presagio de incendios
perennes es tu cuerpo
bañado en caliente sudor.
Quiero ser agua para que
tu calor me evapore,
frío hielo para que
tu ardor me derrita.
Quiero ser el hombre
que alimente tu pasión
de mujer infernal.
Quiero extinguirme
en tu cálido cuerpo.
Quiero ser el combustible
de las eternas llamas
que viven en ti.
Mi deseo es morir
en el placer
de tu hoguera.
¡Quémame!
¡Abrásame!
¡Devórame!
¡Mátame!

Santi Malasombra


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