Tan herido que ni dolor siento.
Tan solo que ya temo la compañía.
Tan desesperado que ya no lucho.
Tan cansado que ya no lloro.
Lamentos de madrugada
que nadie escucha.
Y amanece...siempre amanece.
Tus caricias sanan mis heridas.
El susurro de tu voz
viaja conmigo.
Tus besos son las armas
que empuño en la batalla.
Tu sonrisa es la fuerza
en mi camino.
Tus caricias son la mañana
de luz y dulce brisa.
Tus ojos son el fuego
que alimenta mi vida.
Poderoso fuego
que se rendirá ante la noche,
pero amanecerá...
Siempre amanece...
Siempre...
Santi Malasombra
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