Llegaste con los rayos del sol de julio.
Galopando sobre la brisa del salado mar.
Mostrando el agua del manantial de tu boca.
Abrasaste mi cuerpo con las ascuas de tu piel.
Saciaste mi sed con tu travieso deseo.
Te adueñaste de mi boca con tu salvaje aliento.
Prisionero fui de tus dulces garras.
Cautivo de tu pecaminoso cuerpo.
Miradas de fuego,
caricias infinitas,
besos de lava...
Y te fuiste con el frío,
pero el frío,
no.
Santi Malasombra
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